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Nuestro alimento Divino diario

 

Abril 6, 1922

Efectos de los actos hechos en el Divino Querer. En la

Divina Voluntad el alma se pone al nivel de su Creador.

Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús me ha transportado fuera de mí misma y me hacía ver muchedumbres de pueblos que lloraban, sin techo, en poder de la más grande desolación; ciudades derrumbadas, calles desiertas e inhabitables; no se veía otra cosa que montones de piedras y escombros; sólo un punto quedaba intacto, sin ser tocado por el flagelo, ¡Dios mío, qué pena ver estas cosas y vivir! Yo miraba a mi dulce Jesús, pero Él no quería verme, sino que lloraba amargamente y con voz entrecortada por el llanto me ha dicho:

Hija mía, el hombre por la tierra ha olvidado el Cielo, es justo que le venga quitado lo que es tierra y vaya errante sin poder encontrar dónde refugiarse, a fin de que se recuerde que existe el Cielo. El hombre por el cuerpo ha olvidado el alma, así que todo al cuerpo: los placeres, las comodidades, las suntuosidades, el lujo y demás, mientras que el alma está en ayunas, privada de todo y en muchos muerta, como si no la tuvieran; entonces es justo que sea privado el cuerpo, a fin de que se recuerden que tienen un alma, pero, ¡oh, cómo es duro el hombre! Su dureza me obliga a golpearlo de más, tal vez bajo los castigos pueda ablandarse.”

Yo me sentía desgarrar el corazón y Él continuó:

Tú sufres mucho al ver que el mundo quisiera estremecerse y el agua y el fuego salir de sus confines y lanzarse contra el hombre; por eso volvamos juntos a tu cama y recemos juntos por la suerte del hombre. En mi Querer sentiré tu corazón palpitante sobre toda la faz de la tierra, que me dará un latido por todos, que me dice: ‘Amor’; y mientras castigaré a las criaturas, tu latido se interpondrá para hacer que los castigos sean menos duros, y lleven al tocarlos el bálsamo de mi Amor y del tuyo.”

Entonces yo he quedado afligidísima, mucho más porque al retirarnos mi dulce Jesús se escondía en mi interior, tan adentro que casi no se hacía sentir. ¡Qué pena! ¡Qué dolor! El pensamiento de los flagelos me aterrorizaba, su privación me daba penas mortales. Ahora, en este estado trataba de fundirme en el Santo Querer de Dios y decía: “Amor mío, en tu Querer lo que es tuyo es mío, todas las cosas creadas son mías, el sol es mío y yo te lo doy en correspondencia, a fin de que toda la luz y el calor del sol, en cada gota de luz, de calor, te diga que yo te amo, te adoro, te bendigo y te pido por todos. Las estrellas son mías, y en cada centellar de estrella sello mi te amo inmenso e infinito por todos. Las plantas, las flores, el agua, el fuego, el aire, son míos, y yo te los doy en correspondencia, para que todos te digan, y a nombre de todos, te amo con aquel Amor eterno con el cual nos creaste.” Pero si quisiera decirlo todo me extendería demasiado. Entonces Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

Hija mía, cómo son bellas las oraciones y los actos hechos en mi Querer, la criatura se transforma en el mismo Dios Creador y le da la correspondencia de lo que Él le ha dado. Todo lo creé para el hombre y todo a él lo doné. En mi Voluntad la criatura se eleva en su Dios Creador y lo encuentra en el acto en el cual creó todas las cosas para dárselas en don, y ella, temblorosa ante la multiplicidad de tantos dones y no teniendo en ella la Fuerza creadora para poder crear tantas cosas por cuantas ha recibido, ofrece sus mismas cosas para corresponderlo en amor. Sol, estrellas, flores, agua, fuego, aire, te he dado para darte amor, y tú, con reconocimiento los has aceptado y poniendo en comercio mi Amor me has dado la correspondencia, así que sol te di y sol me has dado; estrellas, flores, agua, etc., te di y tú me los has dado a Mí. Las notas de mi Amor han resonado de nuevo sobre todas las cosas creadas, y con voz unánime me han dado el Amor que hice correr sobre toda la Creación.

En mi Voluntad el alma se pone al nivel de su Creador, y en su mismo Querer recibe y da. ¡Oh, qué competencia entre criatura y Creador! Si todos la pudiesen ver quedarían estupefactos al ver que en mi Voluntad el alma llega a ser un pequeño dios, pero todo en virtud de la Potencia de mi Voluntad.”

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